Salimos del puerto de la Quesera en Riaza, yo iba con 4 perros que se encontraron con una treintena más!
Hicimos 3 picos, el del Alto Parrejón a 2013 m, el del Cervunalillo a 2014m y finalmente con unos perros todavía con ganas de más, el de la Buitrera a 2046m
Qué bien lo pasamos!! Muchas gracias Rodrigo de http://www.pukan.es por organizarlo tan bien
El video vale la pena, preciosa naturaleza y todo chicos y chicas guapas 🙂
RÍO CXIX
119- Cueva de la Vértebra.
La cueva de la Vértebra se encuentra en el triángulo formado por el alto Parrejón, el del Cervatillo y el alto de la Buitrera, que está a dos mil y pico metros; un pico de menos de cien metros. En la mencionada cueva vivía el homo mánicus, un antecesor del homo sapiens del que sólo se ha encontrado una vértebra en una cueva seca, sin murciélagos y a cuya entrada crece casi siempre una Digitalis purpúrea. Hicimos una excursión con una jauría de perros y personas y no paramos de medio correr tras los canes, que no pararon de juguetear. En la llamada cueva de la Vértebra hay un misterio que resolver aunque la conjetura de los biólogos es que en esa gruta vivía un solitario espécimen homo de nuestra línea genética porque además de haberse encontrado la vértebra se encontró un solo apero de machacar semillas así como restos de lo que pudieron ser pintadas rupestres borradas por el paso del tiempo, aunque no por el agua porque la higrometría es muy inferior en la cueva a todas la demás de la zona. Por ahí hay un hayedo altamente interesante por las especies que alberga entre sus cuatro paredes de madera, especialmente en lo que a ornitología y micología se refiere. Es una zona donde el lobo vuelve a habitar, sobre todo en invierno, por lo que el paso está parcialmente restringido aunque no se le puedan poner puertas al campo y al monte, menos aún.
Después de la excursión nos quedamos los dos a dormir en la cueva, con dos canes a pasar la noche de otoño a la lumbre de una fogata que hicimos en el interior de la gruta. De madrugada algo nos llovió y los canes, que dormían fuera, se acurrucaron sobre nuestros aislantes y les hicimos un sitio bajo la manta aunque no nos guste dormir con perros porque su régimen de respiración cambia el ritmo de la respiración humana durante la fase REM del sueño.