Me volví a ocupar unos días de Alfred, el dogo alemán o gran danés del que me había ocupado anteriormente.
No sé si sabéis pero el dogo alemán es un perro que, a pesar de su tamaño imponente, es muy tranquilo, dócil y obediente y con una gran sensibilidad. Por cierto, perfecto como perro de familia especialmente si tenéis niños.
Alfred es un sentimentalón y se deprime cada vez que Carlos le deja. Pero… parece que congeniamos bien Alfred y yo y por eso su dueño me lo ha vuelto a dejar ¡Todo un placer para mí! Es súper obediente y acude a mi llamada inmediatamente. Hemos pasado otro fin de semana de largos paseos por el parque del oeste 😀