Es un labrador canela precioso y muy tranquilo aunque al principio estaba nervioso. Se rascaba muy a menudo y eso es un signo de intranquilidad. Es normal no nos conocíamos de nada! Le he acariciado felicitándole para intentar calmarlo y poco a poco se ha ido relajando.
Hemos caminado a buen ritmo hasta el parque canino del retiro. Ahí hemos jugado muchísimo. Había otros perros y han corrido todos como locos, todo hasta completar las 2 horas que me tenía que ocupar de él.
La dueña estaba muy contenta, cuando ha llegado a casa se lo ha encontrado cansado y tranquilo en la cocina.
La semana que viene repetimos, y empezamos con una serie de entrenamientos para que no tire tanto de la correa.
Estoy muy contenta!